lunes, 20 de mayo de 2013

Periplo en Menorca (3/3)

Por fin, da comienzo el Juicio con los interrogatorios de las partes, que fueron de lejos las más duraderas de toda la vista. Aproximadamente una media hora cada una. Recuerdo por la forma de mirarme la contraria a la hora de hacerle las preguntas que no debía caerle muy bien, que si hubiera podido me habría tirado el micro a la cara. No por nada, si no porque la pillé en un par de renuncios que no la dejaron en muy buen lugar.

En cuanto a mi cliente, supo estar perfectamente en su lugar, dirigirse a la compañera contraria con respeto y educación y sobre todo (SOBRE TODO), seguir a pies untillas el guión que nos habíamos marcado, que por supuesto no era otro que la verdad, pura y dura (ejem, ejem).

Los testigos declararon, uno tras otro, hasta un total como ya dije en mi primera entrada de 12. Desde la sala se escuchaba el alboroto que tenían formado fuera esperando a que los llamaran, cuán típica sala de espera de un médico de cabecera. Recuerdo que uno de los testigos, un pobre hombre que había sido llamado sólo para atestiguar que hizo una reparación en un calefactor (en serio?), que lo único que le pregunté es si pensaba que estaba perdiendo el tiempo por la "vanalidad" por la que había sido llamado (fue propuesto por el contrario), a lo que Su Señoría no tardó en echarme una reprimenda.


Una vez declararon los peritos, cada uno tajante en la defensa acérrima de sus respectivos informes, y después de 5 horas seguidas sin tomar un sólo respiro, de lo que podían dar fe mis sudorosas manos, el Juez tuvo la compasión de concedernos un descanso de unos 15 minutos.

Mientras me fumaba el cigarro de rigor a la vez que repasaba mentalmente las conclusiones y algunas ideas que habían surgido durante los interrogatorios, se dirigió a mí la auxiliar para "rogarme" con tono de humor que no me demorara en las conclusiones, a lo que le respondí que no más de unos 15-20 minutos.

Volvemos a entrar y empezamos con las conclusiones, recuerdo muy bien que se me hizo interminable la exposición de la letrada contraria, con todos los respetos para ella, pero es que la forma que tenía de hablar, con tal lentitud y pausas cada dos por tres, y además todo en el mismo volumen de voz, provocó que llegara a entrarme hasta sueño. Mi exposición, que no sé si se haría también pesada para el resto, lo cierto es que duró lo previsto, y lo recuerdo bien porque al salir la auxiliar me dijo que me lo había cronometrado, 20 minutos.

Nada más salir y proferir un largo suspiro de cansancio, comenté con los clientes mi buena impresión sobre el Juicio, aunque me mantuve cauto (como debe ser), ya que por muy bien que hubiera ido nunca sabes por donde te va a salir el Juez.

Y efectivamente, tras un mes de espera llegó la Sentencia, que confirmó mi teoría de ser precavido ya que el asunto, a pesar de la buena impresión, quedó en tablas, estimación parcial de la demanda y de la reconvención, aunque me supo más a una derrota que a otra cosa, ya que tras salir del Juicio si hubiera apostado, lo habría hecho por que ganábamos. Esto me enseñó que por muy bien que te pinte un Juicio, a fin de cuentas es una lotería.


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