lunes, 30 de noviembre de 2015

La defensa "Chewbacca"

Buenas tardes a todos, seguro que a algunos os suena el título de esta entrada a un capítulo de la famosa serie de dibujos "South Park", pero para aquellos que os hayáis extrañado al verme mezclar conceptos tan distantes como la abogacía y Star Wars, os explicaré brevemente el motivo, ya que está muy relacionado con lo que quiero contaros hoy.

Se trata de un capítulo en el que tiene lugar un Juicio contra uno de los personajes de la serie. Pues bien, cuando le toca el turno al abogado de la defensa, éste se levanta y muestra al jurado un cartel con un dibujo de Chewbacca, el inolvidable wooki amigo y compañero de Han Solo, interpretado por Harrison Ford. Toda la sala y especialmente el jurado se quedan extrañados, sin comprender a dónde quiere llegar el letrado.


Pues bien, en un absurdo discurso el abogado argumenta que su cliente no era culpable, y que para demostrarlo les enseñaba la imagen de Chewbacca. Que no tenía sentido, reconocía el letrado, y que no sabía por qué lo estaba haciendo, pero que como no tenía sentido, debían exonerar a su cliente.

Absurdo, ¿verdad?. Mucho. Pero lo cierto es que lo que estaba haciendo realmente la serie era parodiar el célebre Juicio de O. J. Simpson, en el que la estrategia de la defensa se basó en la exposición de una serie de argumentos conspiranoicos dirigidos a crear confusión en el Jurado, en aras de lograr una Sentencia absolutoria, como finalmente sucedió.

Pues bien, de lo que quería hablaros hoy es de esas "causas imposibles" que algunas veces nos hemos visto obligados a defender, y en las que para no hacer el ridículo hemos tenido que rebanarnos los sesos para emitir un argumento de defensa que resultara más o menos creíble. Estoy hablando de esos casos que nos llegan al despacho ya perdidos desde el principio, pero que el cliente insiste en que le defendamos a pesar de las escasas, por no decir nulas, posibilidades de tener éxito.

¿La razón de esa insistencia? la enemistad con la otra parte, la necesidad de ganar "tiempo" mientras se busca una solución al conflicto, etc., o simplemente, pleitear por pleitear.

Ante esta situación la papeleta del abogado es bastante delicada, ya que hay en juego 3 cuestiones:

  • La honestidad hacia el cliente, ya que si pensamos que el asunto está perdido o no tiene defensa debemos hacérselo saber, para evitar sorpresas desagradables cuando llegue la Sentencia, por no hablar de las costas.
  • El riesgo de perder el cliente, puesto que si nos negamos a llevarle el asunto de seguro que no le sentará nada bien y esto provocará que acuda a otro abogado.
  • La buena fe procesal, ya que manipular de forma torticera la verdad, o faltar a la misma, nos puede hacer incurrir en una infracción deontológica o incluso un ilícito penal.


Por poneros un ejemplo, hace no mucho tuve que defender a un cliente en un procedimiento de división de cosa común, en el que la única causa de oposición que podíamos argumentar era que el inmueble objeto del pleito era divisible, y así lo hice, a pesar de saber que el inmueble difícilmente lo era. Pues bien, a pesar de informar al cliente de las escasas probabilidades de éxito, incluso le hice un cálculo del importe de las costas que tendría que pagar si se perdía el caso, éste insistió en que contestáramos a la demanda, e incluso llegamos a recurrir en apelación. En este caso, pude intuir que la razón de todo era una manifiesta enemistad con el demandante.

Pues bien, la experiencia de llevar asuntos como éste me ha enseñado que cuando nos veamos en esta tesitura, es muy importante saber atajar esas 3 cuestiones que os acabo de exponer. 

Primero de todo, estudiar bien el caso, incluso consultarlo con otros compañeros para saber su opinión, y si hecho esto concluimos que el asunto está perdido o las posibilidades de éxito son muy escasas, decírselo al cliente, y por supuesto, avisarle de las consecuencias que conllevaría oponernos a la demanda y que después se dictara Sentencia desfavorable, como por ejemplo, las costas.

Segundo, si a pesar de lo anterior el cliente sigue insistiendo en que le llevemos el caso, bajo mi punto de vista, aunque siempre va a depender del tipo de cliente que sea (tiempo que lleve con nosotros, interés económico , etc.), debemos aceptarlo, ya que de lo contrario podríamos llegar a perderlo.

Y tercero, poner en práctica nuestra defensa con la mayor dignidad posible. Por supuesto no faltar a la verdad, pero sí exponer nuestros argumentos con profesionalidad, como si realmente creyéramos que tenemos la razón, y adornarlo todo con su correspondiente doctrina y jurisprudencia, si es que la encontramos. En resumen, dotar a nuestro argumentario de toda la credibilidad que seamos capaces, para que no se nos tache de temeridad y mala fe, y sobre todo, para que el Juez o el compañero nos nos pongan la cara colorada.

Y con esto termino, espero que os haya gustado el post. Si tenéis curiosidad, os dejo este enlace en el que veréis la escena de South Park que le ha dado título a esta entrada: https://www.youtube.com/watch?v=Z_VLh4k3Fg0


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