lunes, 24 de junio de 2013

El Juez ha perdido los papeles (1/3)

Después de un tiempo sin publicar ninguna entrada procedo a contaros otra curiosa experiencia que me ocurrió hace no mucho en un Juicio que se celebró en los Juzgados de una ciudad costera cuyo nombre no diré, ya que el contenido de la entrada afecta a profesionales ajenos a mi persona y no está el patio para meterse en estos jaleos.

En el juicio en cuestión se iba a debatir el derecho de un matrimonio a continuar habitando la vivienda que tenían arrendada y que estaba siendo objeto de una Ejecución Hipotecaria. O dicho de otro modo, el Banco que quería desahuciar a los inquilinos (que me tocaba a mí defender) de una casa cuya hipoteca no estaba siendo pagada por el dueño.


Conviene destacar que el espíritu de este tipo de procedimientos se basa en evitar posibles fraudes en los que el dueño de la vivienda que va a ser objeto de una Ejecución Hipotecaria contrata un arrendamiento ficticio con unos inquilinos que nunca pondrán un pie en la vivienda en cuestión, todo ello con vistas a, bien continuar ocupando la vivienda él mismo (ya que el contrato puede concertarlo un familiar o conocido, pero el que reside es él), o bien por simplemente "hacerle la puñeta" al Banco.

Pero el caso que me tocó defender no se encuadraba en ninguno de estos supuestos, es probable que hubiera fraude, pero si lo había en el mismo no estaban implicados en ningún caso los inquilinos, que residían en la vivienda y pagaban puntualmente sus rentas, sino que todo parecía haber sido orquestado por el dueño de la vivienda para lucrarse con las rentas que obtenía de los inquilinos sin pagar un sólo euro de la Hipoteca.

Hay que tener en cuenta antes de entrar al fondo del asunto, que tanto la Ley como la jurisprudencia, especialmente del Tribunal Supremo, establecen como requisito para que prospere en estos casos la acción que ejercita el Banco (es decir, lograr desahuciar a los inquilinos) que se demuestre que ha habido una confabulación entre dueño e inquilino en la maquinación del fraude, lo que como he dicho anteriormente no sucedía en el caso que me tocaba defender. Por tanto, normalmente para "tumbar" la pretensión del Banco bastará demostrar la buena fe de los inquilinos, por ejemplo, aportando en el Juicio justificantes del pago de la renta, acompañados de otros elementos probatorios conducentes a acreditar que los inquilinos han residido y residen en la vivienda. Aunque lo principal y más importante son los justificantes de pago, ya que demostrado que se pagan las rentas religiosamente por el inquilino, en principio no puede haber fraude.

Así pues, ahí estaba yo el día del Juicio, con toda la documentación preparada para entregarla a Su Señoría y que acreditaba el pago de las rentas por parte de los inquilinos y otras tantas para demostrar que residían habitualmente en la vivienda (facturas de luz y agua, de compra de electrodomésticos y mobiliario para la vivienda, incluso numerosos tickets de compra en un supermercado cercano a la vivienda, etc.).

Aporto mi prueba, realizo mi alegato y termina el Juicio, sin ningún tipo de percance o contratiempo y los clientes muy contentos con su desarrollo, hasta tal punto de que me invitaron a un delicioso almuerzo en un famoso Restaurante de la zona, si bien se mostraron molestos por no haber podido declarar ya que esto dependía de que así lo pidiera el abogado del Banco, que como era de esperar, no lo hizo.

Pues bien, al cabo de alrededor de un mes llega el Auto resolutorio y yo, plenamente confiado en que la demanda del Banco habría sido desestimada, observo con horror cómo había sucedido todo lo contrario, y es entonces cuando, al leer la fundamentación del mismo, me doy cuenta del "craso" error del Juzgador, y es que como motivo único y principal para estimar la demanda se había basado en que, atención, "no se había aportado ningún justificante del pago de las rentas"...

La única explicación que le encontraba a tal despropósito era que el Juez había perdido los justificantes, fuera porque no los había unido a las actuaciones o porque el funcionario de turno los hubiera extraviado...  Y lo peor de todo, el Auto era irrecurrible.

(continuará)


3 comentarios:

  1. ¿En serio?

    ¡¡Menudo fundamento!! No entiendo nada. o.O

    A ver como continúa señor abogado :P

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  2. Jajajaja éstate atento al Blog que la historieta no tiene desperdicio...

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  3. Pues esto hay que continuarlo. Así no nos vamos a quedar.

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